Laboratoria alcanza 3,500 graduadas en Perú como desarrolladoras tech

En el Perú, donde la brecha de género en tecnología aún persiste como un muro difícil de derribar, Laboratoria no ha pasado desapercibida. La organización ha alcanzado un hito que merece más que una simple mención: 3,500 mujeres graduadas en el país con formación como desarrolladoras front-end y diseñadoras UX. Esta cifra, lejos de ser un simple número, representa trayectorias de vida transformadas, barreras superadas y una apuesta concreta por el talento femenino en la industria tecnológica.

Pero la verdadera pregunta que flota en el aire es otra: ¿es posible replicar este modelo a escala local dentro del sistema de formación técnica del país? Para responderla, hace falta ir más allá del entusiasmo y adentrarse en el corazón del modelo Laboratoria, sus resultados, sus límites y las condiciones que permitirían su adaptación a otros entornos educativos.

Qué es Laboratoria y cómo opera en Perú

Laboratoria nació en 2014 en Lima como una respuesta directa a una situación común: muchas mujeres jóvenes, con potencial y ambición, quedaban fuera del mercado laboral formal por falta de acceso a formación técnica de calidad. La organización optó por un enfoque distinto: un bootcamp intensivo, gratuito para quienes lo cursan, enfocado en habilidades tecnológicas con alta demanda, como desarrollo web y diseño de experiencias digitales.

El modelo combina entrenamiento técnico, entrenamiento en habilidades blandas (soft skills) y una red de conexión laboral con empresas aliadas. La selección de estudiantes es rigurosa, pero inclusiva, priorizando a mujeres de contextos económicos difíciles. La formación dura aproximadamente seis meses, con horarios intensivos y metodologías ágiles. Laboratoria no se financia con matrículas, sino con donaciones, cooperación internacional y un modelo de pago posterior al empleo: las egresadas aportan un porcentaje de su salario una vez consiguen trabajo.

“Laboratoria me permitió descubrir que puedo ser parte del mundo tech aunque no haya tenido formación previa. Me ayudaron a creer en mí misma y ahora tengo un empleo que nunca pensé alcanzar”, cuenta Paola, egresada de la generación 2022 y hoy desarrolladora en una empresa de software en Arequipa.

¿Funciona? Un vistazo a los resultados reales

Desde su creación, Laboratoria ha graduado a más de 3,500 mujeres en Perú y más de 3,000 en otros países de América Latina, como México, Brasil y Chile. Según su reporte de impacto 2023, el 82% de sus egresadas consigue empleo en tecnología en menos de un año, con sueldos que superan significativamente el promedio nacional para mujeres jóvenes.

En números concretos:

IndicadorResultado Laboratoria Perú
Total de graduadas (2024)3,500+
Inserción laboral (6 meses)82%
Salario promedio al egresarS/ 3,800 – S/ 5,000
Empresas contratantes+850
Nivel educativo previoMayoría sin educación técnica previa

Los resultados hablan por sí solos. Laboratoria ha logrado articular una red de formación y empleabilidad altamente efectiva, especialmente considerando que muchas de las egresadas partieron de cero en conocimientos técnicos.

¿Por qué ha funcionado Laboratoria donde otros fracasan?

La clave no está solo en el contenido, sino en la forma en que se enseña. Laboratoria apuesta por un enfoque centrado en el aprendizaje activo, proyectos reales y trabajo en equipo. Pero sobre todo, su propuesta rompe con la rigidez del sistema técnico tradicional, muchas veces desfasado respecto a las necesidades del mercado.

Mientras muchos institutos técnicos aún forman en tecnologías ya obsoletas o con metodologías pasivas, Laboratoria enseña herramientas actuales como JavaScript, React, HTML5, CSS3, Figma y promueve una mentalidad de resolución de problemas, no de memorización. Su modelo se renueva constantemente, en parte gracias a su contacto directo con el sector empresarial.

Esto la convierte en una plataforma más ágil, conectada y eficaz que muchas instituciones públicas, que sufren trabas burocráticas, presupuestos limitados y poca flexibilidad para actualizar sus planes de estudio.

¿Es replicable dentro del sistema de formación técnica peruano?

La posibilidad de adaptar el modelo Laboratoria al sistema de formación técnica local no es simple. No se trata de copiar y pegar, sino de identificar los elementos esenciales que podrían trasladarse a otras instituciones. Y aquí entra en juego la realidad de los Institutos de Educación Superior Tecnológica (IEST) en Perú, que, aunque han ganado protagonismo en los últimos años, enfrentan desafíos serios.

Según datos del Ministerio de Educación, existen más de 800 institutos tecnológicos en el país, pero solo una fracción cuenta con carreras en tecnologías digitales actualizadas o alianzas con el sector privado. Muchos egresados siguen enfrentando dificultades para insertarse laboralmente, o lo hacen en empleos precarios.

Para que el modelo Laboratoria sea replicable, se necesitan varios cambios estructurales:

  • Alianzas con empresas tecnológicas reales, que participen activamente en la formación y contratación.
  • Planes de estudio flexibles, capaces de adaptarse cada seis meses a nuevas tecnologías.
  • Capacitación continua para docentes, muchos de los cuales aún no dominan herramientas modernas.
  • Enfoque en habilidades blandas, un componente que todavía está ausente en muchos programas técnicos.
  • Selección por potencial, no solo por notas o certificados previos, algo que Laboratoria ha demostrado que funciona.

¿Y el rol del Estado?

Aquí es donde todo se complica. Aunque la SUNEDU ha iniciado un proceso de licenciamiento de institutos para mejorar su calidad, aún no existe una política pública clara que incentive modelos de formación ágiles y centrados en sectores de alta demanda laboral, como lo es el desarrollo de software.

Iniciativas como “Perútec” o el programa de Formación Dual han intentado acortar esa brecha, pero aún no tienen el alcance ni la estructura que permita una transformación sistémica.

Si el Estado no toma un rol más activo en fomentar este tipo de modelos, difícilmente podrán escalar más allá de iniciativas privadas o ONGs como Laboratoria.

¿Qué se necesitaría para llevar este modelo a regiones?

La descentralización es otro gran reto. La mayoría de las graduadas de Laboratoria están en Lima. Replicar este modelo en ciudades como Trujillo, Huancayo, Cusco o Pucallpa implica superar barreras como la conectividad, la disponibilidad de mentores, la falta de infraestructura y el limitado acceso a redes empresariales.

Sin embargo, no es imposible. En Arequipa ya se han implementado programas piloto y bootcamps de menor escala. Incluso algunas universidades regionales como la Universidad Nacional de San Agustín han empezado a explorar alianzas con el sector tech para sus carreras de ingeniería.

Una solución podría venir de la mano de programas híbridos, que combinen sesiones virtuales con talleres presenciales, y el desarrollo de hubs tecnológicos en alianza con gobiernos regionales. Pero se requiere voluntad política, inversión y visión a largo plazo.

Lo que Laboratoria enseña más allá del código

Lo más valioso del modelo Laboratoria no está solo en las herramientas que enseña, sino en lo que representa: la convicción de que las mujeres pueden y deben ocupar espacios de liderazgo en tecnología. También desafía la idea de que se necesita una educación larga y costosa para conseguir empleo en el sector tech.

Su éxito no se debe a un algoritmo secreto, sino a una cultura de aprendizaje continuo, comunidad y confianza en el talento. Y eso, con el entorno adecuado, sí puede replicarse.

Si el Perú quiere cerrar la brecha de género y modernizar su sistema de formación técnica, ya tiene una pista clara por dónde comenzar. Laboratoria no es la solución total, pero sí una demostración de que es posible formar talento de calidad sin seguir las rutas tradicionales.

Y como en todo código, lo importante no es solo la herramienta, sino quién la usa y para qué. En este caso, Laboratoria lo ha usado para abrir puertas que durante demasiado tiempo estuvieron cerradas. Ahora toca preguntarnos: ¿quién más se atreve a abrirlas?